La Capilla Palatina es un edificio de dos plantas coronado por una cúpula. Su planta, como corresponde a un edificio destinado a albergar una importante reliquia religiosa en su interior, es una planta centralizada, formada por un octógono circundado por un hexadecágono. Entre ambos polígonos se forma un deambulatorio, delimitado por columnas. El edificio está inspirado en la iglesia bizantina de San Vital de Rávena mandada construir por el emperador Justiniano I en el siglo VI y que Carlomagno había conocido y admirado. En su acceso oeste se encuentra la torre que fue erigida posteriormente.
El arquitecto de la Capilla fue el franco Eudes de Metz, aunque contó con numerosos artesanos procedentes de Italia y del Imperio bizantino para la realización de la obra.
La Capilla Palatina de Aquisgrán fue el más claro exponente artístico del poder político alcanzado por Carlomagno, al frente del Imperio Franco a principios del siglo IX. Como una expresión del ideal imperial de Carlomagno, la capilla fue decorada con suntuosos mosaicos, mármoles y bronces e incluso columnas, que fueron expoliadas de edificios de las viejas capitales imperiales: las ciudades de Rávena y Roma.
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