jueves, 18 de septiembre de 2014
Un meteorito en la siesta.
Un caso real documentado de un meteorito que cayera directamente sobre una persona hay que esperar hasta el 30 de noviembre de 1954, cuando una roca espacial sobrevoló el cielo de Alabama, se dirigió hacia una casa del pueblo de Oak Grove, atravesó su tejado, perforó una estantería y un fragmento del tamaño de una naranja cayó sobre Ann Elizabeth Hodges, una mujer de 31 años que se estaba echando la siesta en su sofá. Su madre, que estaba cosiendo en la habitación de al lado, no entendió nada cuando vio la escena, pero la explicación era sencilla: a su hija le había caído un meteorito encima. El golpe dejó a Hodges un enorme hematoma en la cadera, pero las lesiones más importantes fueron mentales. Vivió el resto de su vida con miedo y acabó muriendo por un fallo renal en 1972.
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